sábado, 10 de mayo de 2008

Y entonces quizá

y entonces quizás en la misma caida,
la de corazones perdidos,
perseguidos por una pseudoinfelicidad
se encuentren y decidan no caer más,
e inventar escaleras ecleciasteicas
que a las nueves nos lleven,
donde tu angel y yo arcangel vestidos de blancos
miremos nuestras pupilas
y perdidos en el profundo sin fin
de un sentir irreconocido y confunzo,
destapemos nuestro cofre de alegria
y compartamos juntos en adelante
un día a día de felicidad.

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